viernes, 24 de junio de 2011

Carta 11: Créeme, no hablo de eso

¿Nos conocemos realmente? ¿Somos capaces de saber como somos? ¿Creemos creer que somos? ¿Soy lo que soy?

Preguntas y más preguntas que no nos hacemos todos los días, pero son de esas que nos vienen cuando estamos mal o muy reflexivos sobre cualquier tema o cosa. La gente se queja de “Gran Hermano” porque es un programa de sexo sin tapujos, maleducados que infectan a la sociedad, un grupo de personas de diversas culturas, edades y clases sociales que discuten, se enamoran, comen, mean, cagan, duermen, discuten, se enamoran, comen, mean, cagan, duermen, discuten,…y expulsados de la casa.

Ese momento, cuando vuelven a la vida real, que ya no tienen cámaras que los vigilen las 24 horas del día durante 3 meses, ese momento cuando vuelven a ver a sus familiares y amigos, ese momento de empezar a reflexionar todo lo vivido en esa casa, se ven, bajo la pantalla de un televisor, se ven, miran sus actuaciones y se ven, observan su vocabulario, sus ropas, sus conductas y se ven, miran como han interactuado con los demás y entonces, se ven, la realidad pura y dura de uno mismo, entonces, aparecen esas preguntas:

¿Nos conocemos realmente? ¿Somos capaces de saber como somos? ¿Creemos creer que somos? ¿Soy lo que soy?

Gran Hermano es más allá que un reality de un conjunto de hormonas, es una terapia de la realidad misma, de la vida de uno mismo, y así sin más, sin darte cuenta, te planteas el cambio de tu vida, o no.

Para creer hay que ver, ¿ no es así?, el experimento de la realidad de uno mismo es simplemente detenerte un instante en el espejo, y empezarás a verte de otra manera, entenderás que todo lo que pensabas de ti, ya no era lo que pensabas, si Gran Hermano es un programa basura, entonces, ¿ tú qué eres?. Plantéatelo.




“No hablo de Gran Hermano, hablo de tí”.


El buzón abierto.

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